Todos sabemos que muchos refranes son verdades a medias. Sin embargo, si hay uno del que podemos fiarnos al 100% es aquel que dice que más vale prevenir que curar. En el Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular queremos recordarte cinco hábitos (más sencillos y fáciles de aplicar de lo que crees) con los que darle el menor trabajo posible a tu cardiólogo/a.
- Camino se hace al andar: La falta de ejercicio se considera uno de los mayores factores de riesgo a la hora de desarrollar una enfermedad cardiaca. Por eso, introducir pequeños cambios en tu día a día, como recorrer ese último tramo hasta a casa a pie o cumplir (aunque sea a medias) aquella promesa de ir a correr unos minutos a la cinta del gimnasio pueden suponer un cambio decisivo en el futuro de tu corazón.
- Verde que te quiero verde: Los niveles de colesterol alto duplican la posibilidad de sufrir un infarto de miocardio. Para evitarlo nada mejor que descubrir que las verduras y la fruta ofrecen más posibilidades en tu dieta de las que comúnmente se cree, reduciendo el consumo de carnes rojas y alimentos grasos a los niveles recomendados.
- Mejor hummus que humo: Quizás no seas un fan de este plato, quizás lo tuyo sea correr, el aeromodelismo o la cerámica. No importa: sea cual sea el hábito con el que sustituirás al tabaco, será todo un alivio no sólo para tus pulmones sino también para tu sistema circulatorio ya que la incidencia de patologías coronarias es tres veces mayor en fumadores.
- De tal palo…: Los antecedentes familiares suponen un factor a tener muy en cuenta a la hora de valorar la aparición de futuros problemas cardiovasculares ya que el riesgo va en proporción al número de parientes directos que hayan sufrido este tipo de incidencias. Es recomendable no dejar
