Logo_Zinkinn

Blog

Cerdos y babuinos abren un nuevo camino para los futuros trasplantes de corazón

Innovación tecnológica
postcerdos

Hay un dicho que asegura que del cerdo se aprovechan hasta los andares y ahora la ciencia médica lo ha puesto en práctica, aunque de un modo que poco tiene que ver con el arte culinario.

Uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos en el mundo del trasplante de corazón es, precisamente, la escasez de estos órganos frente a la demanda de pacientes que necesitan uno. Durante años se ha estudiado la posibilidad de recurrir a los músculos cardiacos de los cerdos ante la similitud que presentan con los corazones humanos, una posibilidad cada vez más cercana gracias a la modificación genética. No obstante, esta alternativa tan sólo ha arrojado tasas de supervivencia en seres humanos que, a lo sumo, han llegado a los 57 tras realizarse la intervención. Ahora todo esto podría cambiar gracias a un estudio publicado en “Nature” por un grupo de expertos en transplantes de la Universidad LM de Munich.

Según la investigación, el trasplante de corazones de cerdo en humanos sería mucho más efectivo y viable gracias a un proceso de “refinado.” Dicho proceso, realizado con corazones previamente modificados genéticamente gracias a la técnica CRISPR, consistiría en prevenir la coagulación de la sangre en los vasos sanguíneos del órgano mediante una oxigenación permanente del mismo durante el proceso de trasplante. Para ello es necesario bombear de forma intermitente una solución protectora compuesta por sangre oxigenada a través de los corazones a una temperatura de 8º centígrados.


 

Gracias a este proceso, cuatro de los cinco primates sometidos al proceso superaron las tasas de supervivencia promedio planteadas para un trasplante de corazón. Dos de ellos incluso llegaron a alcanzar los seis meses, pudiendo realizar una vida plenamente funcional.

Aunque diversas fuentes, como la Organización Nacional de Trasplantes, ya ha matizado que estos resultados requieren de una mayor muestra y de un mayor ratio de casos de éxito en cuanto a índices de supervivencia, parece que se abre una nueva vía de estudio con la que solucionar una de las problemáticas de las que nos acordamos cada Día Internacional de la Donación de Órganos: su escasez.