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Científicos españoles descubren la causa de la anhedonia, uno de los principales síntomas de la depresión

Ciencia, cultura y sociedad
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¿Por qué regresamos a aquello que nos gusta? Precisamente por eso, por el placer. Nuestro plato favorito, la afición a la que nos dedicamos cada vez que tenemos un rato libre o las relaciones sexuales son algunos de los ejemplos más conocidos que podríamos dar del conocido como sistema de recompensa con el que actúa nuestro cerebro en determinadas ocasiones.

Es justo este sistema de recompensas el que se ve alterado cuando una persona padece de anhedonia, la incapacidad para disfrutar de experiencias habitualmente asociadas a una sensación de placidez, como las citadas anteriormente. Un estado que, además, supone uno de los síntomas más evidentes de la depresión clínica, una enfermedad que ya afecta a más de 300 millones de personas en todo el mundo, según datos de la OMS.

Ahora es posible que un grupo de investigadores del Departamento de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Málaga haya descubierto un nuevo mecanismo aparentemente vinculado con la aparición de la anhedonia.

Publicado en la revista Journal of Psichopharmacology, el estudio pone el foco en el papel que cumple una molécula de señalización neuronal denominada galanina, encargada de regular las emociones.

Los investigadores se han fundamentado en estudios previos realizados con animales, donde se ha demostrado la acción de la galanina en los episodios de ansiedad, así como en los mecanismos inductores de la depresión. Partiendo de esta base, los investigadores de la Universidad de Málaga comenzaron a indagar si la galanina también podría ser la responsable a la hora de activar el mecanismo de la anhedonia. Para ello, los científicos administraron a un grupo de ratas GAL (1-15) (un fragmento muy concreto de este neuropéptido) a una concentración de 3 nanomoles, provocando conductas y síntomas propios de la anhedonia: su voluntad para aparearse o para consumir sacarina, dos fuentes básicas de placer para estos animales, se vio reducida notoriamente. Además, los investigadores hallaron un vínculo entre esta reducción y una alteración del sistema cerebral encargado de la liberación de dopamina, la hormona y neurotransmisor clave a la hora de ofrecer la “recompensa” en aquellas situaciones que nos provocan placer. Situaciones que, por otro lado, es fácil adivinar como claves para la supervivencia de cualquier especie, incluida la humana: alimentarse y mantener relaciones con otros sujetos.

En definitiva, el hallazgo de los científicos de la UMA ha puesto de relieve cómo la galanina reduce la actividad del circuito cerebral encargado de recompensar nuestra necesidad de satisfacción y placer, un aspecto que, según los propios investigadores, no sólo ayudará a elaborar nuevas aproximaciones terapéuticas de la depresión, sino también a trastornos relacionados con las adicciones.