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Filtros de grafeno: la nueva pequeña gran revolución contra las infecciones hospitalarias

Innovación tecnológica
graphene-air-filter

Según diversas fuentes, aproximadamente un 5% de los pacientes hospitalarios pueden contraer una infección nosocomial, esto es, una infección relacionada con la práctica asistencial. Este tipo de infecciones presentan una alta morbimortalidad en los pacientes, convirtiéndose su erradicación en uno de los grandes objetivos de la medicina de nuestros días. No es de extrañar que, por tanto, cada vez sean más las investigaciones destinadas a encontrar la forma de buscar el mayor grado de asepsia posible en el recinto hospitalario, desde las habitaciones a los quirófanos.

Un buen ejemplo de ello es el prometedor hallazgo publicado recientemente en la revista ACS Nano: el desarrollo de un filtro de grafeno auto-esterilizable. El dispositivo ha sido elaborado por el profesor de materiales científicos y nanoingeniería James M. Tour, de la Rice University de Houston, Texas.

La tecnología que hace del filtro un excelente enemigo contra las bacterias es el conocido como grafeno inducido por láser (LIG en sus siglas en inglés). Éste consiste en una espuma de grafeno porosa que se forma cuando un cortador láser industrial calienta la superficie de una hoja de poliimida, un polímero común de gran fuerza. Aunque el proceso de fabricación del LIG se remonta a 2014, no ha sido hasta este año que hemos podido ver al fin su aplicación práctica en medicina.

Hojas de grafeno creadas en la Rice University vistas a través de un microscopio electrónico / Rice University 
 

Tour y su equipo descubrieron que, más allá de la electrónica o la ingeniería aeroespacial, el LIG podía dar soporte al mundo de la medicina como filtro antibacteriano mediante la creación de grafeno en ambos lados de la poliimiida, lo que produce un fino pero muy resistente entramado tridimensional. Gracias a esta estructura, el filtro puede capturar microorganismos tales como bacterias y hongos, así como un amplio abanico de partículas nocivas presentes en el aire. Una vez atrapadas, el filtro las destruye al aumentar periódicamente su temperatura a 350º gracias a una pequeña corriente eléctrica aplicada sobre su estructura.

Como apunta el propio profesor Tour, otro de los puntos a favor del filtro LIG es su capacidad para destruir no sólo agentes biológicos nocivos, sino también determinados subproductos bacterianos que puedan dar origen a nuevos grupos bacteriológicos.

Además, su capacidad de auto-esterilización les dota de mayor durabilidad que los filtros empleados actualmente. Para comprobarlo, los investigadores sometieron durante 130 horas filtros LIG empleados durante un periodo de 90 horas y descubrieron cómo los filtros ya utilizados y calentados por su propio uso desarrollaban capacidad de auto-esterilización, frente a los todavía no puestos en marcha.

Una vez se extienda su aplicación general, no cabe duda de que nos encontraremos ante uno de los avances que marcarán la diferencia en la batalla contra las infecciones hospitalarias.