En ocasiones, la medicina se parece bastante a esta época en la que acabamos de entrar: hay quienes buscan incansablemente la manera de evitar que se produzca el incendio forestal, hay quienes luchan con todas sus fuerzas por sofocarlos y hay quienes investigan su origen. Y a veces ese origen resulta realmente complicado de determinar, con causas que pueden llegar a encontrarse muy lejos de donde uno podría esperar. En los últimos años, la medicina ha encontrado sus focos particulares de patologías neuronales o incluso cancerosas en dos zonas del organismo de las que no dejamos de leer últimamente: la flora intestinal y, más recientemente, las encías.
Según vienen apuntando numerosos estudios desde hace ya algún tiempo, la mala salud de las encías y los dientes puede suponer un factor de riesgo a la hora de desarrollar una serie de enfermedades, entre las que se encuentran las cardiovasculares, la diabetes y algunos tipos de cáncer. No obstante, esta conexión ha sido objeto de controversia en la comunidad médica. Es por ello que Haydée W.T. Jordão, investigador del Centre of Public Health de la Queen´s University Belfast (Reino Unido), emprendió un estudio destinado a hallar evidencias sólidas sobre el asunto. “Las pruebas de la asociación entre una mala salud bucal y estos tipos concretos de cánceres gastrointestinales son bastante inconsistentes.”, afirmó Jordão.
Publicado recientemente en el United European Gastroenterology Journal, el estudio comienza haciendo referencia a cómo estudios anteriores han establecido conexiones entre una mala salud bucal y los cánceres digestivos aunque, destacan, la influencia de factores como el tabaquismo, la nutrición o el alcohol sigue siendo un aspecto demasiado incierto a día de hoy.
Como base de su investigación, partieron del banco de datos del proyecto U.K. Biobank, donde se incluye información relativa a más de 490.000 adultos oriundos de Inglaterra, Escocia y Gales, en un rango de edad comprendido entre los 40 y los 69 años, pertenecientes al periodo 2006-2010. Como primer dato relevante, los investigadores apuntan que, de los 469.628 individuos analizados, 4.069 desarrollaron algún tipo de cáncer gastrointestinal en los siguientes 6 años. De todos ellos, un 13% destacó contar con una mala salud bucal al comienzo del estudio, siendo igualmente significativo cómo estos sujetos también tendían a presentar obesidad y a ser principalmente del sexo femenino, jóvenes y vecinos de algún área de nivel bajo en términos socioeconómicos. Sin embargo, los resultados no fueron suficientemente concluyentes como para que el equipo de Jordão se atreviese a afirmar que, en efecto, existe una conexión a nivel general entre la salud bucal y el riesgo total de desarrollar cáncer gastrointestinal.
Sin embargo, una vez examinados los datos en relación con cánceres de órganos concretos, hallaron un fuerte vínculo entre una mala salud bucal y los cánceres hepatobiliares, que son aquellos que tienen lugar en el hígado, la vesícula biliar o los conductos biliares. Y más concretamente con el carcinoma hepatocelular, donde se estableció un riesgo de hasta un 75% más de probabilidades de padecerlo si se mantenía una mala salud bucal. Pero, ¿y la causa? La causa sigue siendo un misterio, tal como concluye Jordão, quien se aventura a sugerir que quizá la clave se encuentre en el papel del hígado durante el proceso de eliminación de las bacterias del cuerpo humano.
Lo que si sabemos, sin ninguna duda, es que esta rama de la investigación todavía tiene mucho que depararnos.