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¿Humano o animal? Primeras respuestas a cuál es el principal foco de infección de E.coli resistente

Ciencia, cultura y sociedad
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Si existen unas inquilinas predominantes en nuestros intestinos esas son las bacterias, de cuya actividad, beneficios y relación con diversos procesos y patologías de nuestro cuerpo os hemos hablado a lo largo de estos meses en Zinkinn. No pasa una semana sin que aparezca una noticia relacionada con estudios e investigaciones que hallan nuevos y prometedores vínculos entre lo que ocurre en esta zona del organismo y mecanismos como el sistema inmunológico o determinados procesos cerebrales.

Sin embargo, hoy volvemos a encontrarnos con una vieja conocida: la E. coli, una bacteria presente de forma natural en el microbioma de nuestros intestinos y que, por lo general, suele ser inofensiva. En determinados casos, no obstante, puede llegar a convertirse en un serio enemigo del organismo, causando infecciones del tracto urinario y, en las peores situaciones, una filtración de la bacteria al torrente sanguíneo capaz de derivar en choque séptico.

Las dos principales fuentes de contagio son los alimentos contaminados (especialmente el pollo crudo) y una higiene personal deficiente, concretamente en la zona de las manos. Sin ir más lejos, una de las principales recomendaciones a seguir en la cocina es la de lavarse las manos tras haber trabajado con carne de pollo cruda, pues puede producirse una transferencia de E.coli en, por ejemplo, la ensalada que vayamos a preparar a continuación. Sin embargo, qué origen de la infección suele ser el preponderante, si el alimentario o el de la higiene personal, es una cuestión que los investigadores médicos han tratado de resolver durante años. Y parece que ya contamos con una respuesta, una que llega justo cuando se está empezando a observar un preocupante aumento de resistencia bacteriana, también en determinadas cepas de la E.coli.


David Livermore, profesor de Microbiología Médica de la University of East Anglia en Norwich
y autor principal del estudio.

Investigadores de la University of East Anglia en Norwich (Reino Unido) han publicado recientemente en la revista The Lancet Infectious Diseases los resultados de un estudio llevado a cabo donde han analizado tanto cepas de E.coli resistentes procedentes de carne, ensalada o fruta como de las presentes en el torrente sanguíneo, aguas residuales y heces. Las conclusiones a las que llegaron cambiaron lo que, aún sin una demostración sólida, se creía con respecto a la transmisión de la bacteria: el principal foco no procede de orígenes alimentarios, sino humanos.

Esta conclusión fue posible tras observar cómo las cepas de E.coli predominantes en focos de infección de origen humano eran del tipo ST131, mientras que en las de origen alimentario eran de la clase ST23, ST117 y ST602. Es decir, cada origen tenía sus propios tipos de cepa, sin evidenciarse transferencia alguna de los tipos de E.coli alimentarios a los focos humanos y viceversa. Así, tras comparar los tipos mayoritarios en las infecciones resistentes a los antibióticos de esta bacteria, pudieron concluir que, en efecto, su principal origen es humano, al producirse la transmisión de “partículas fecales de una persona” a través del contacto con las manos.

El estudio del doctor David Livermore, profesor de Microbiología Médica de la citada universidad, vuelve a recordarnos la vital importancia de mantener una higiene básica en nuestro día a día, con hábitos tan simples (pero que a veces se desatienden) como lavarse las manos al salir del baño o antes de comer.