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Una proteína para luchar contra la obesidad, la depresión y el dolor crónico

Ciencia, cultura y sociedad
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La obesidad, la depresión y el dolor crónico son tres de las enfermedades que más preocupan a las organizaciones médicas de todo el mundo. Una de las razones es su incremento progresivo en los últimos años, lo que ha conducido a numerosos equipos científicos a buscar soluciones efectivas capaces de detener esta evolución. Es poco frecuente en medicina dar con una “bala de plata”, es decir, una solución capaz de aplicarse a más de una patología al mismo tiempo. Sin embargo, es posible que esto haya sucedido con una proteína, según un estudio liderado por Felix Hausch, doctor por la Technical University of Darmastadt en Alemania.

En los últimos años, los investigadores médicos están haciendo especial hincapié en las posibilidades que encierra el bloqueo de la actividad de diferentes proteínas y ese ha sido el caso de la conocida como FKBP51, la cual parece tener conexiones con estas tres patologías.

El equipo de Hausch ha desarrollado un componente capaz de bloquear la actividad de esta proteína en ratones, aliviando el dolor crónico, mejorando su estado anímico y reduciendo su inclinación a continuar una dieta “pro-obesidad” inducida en los roedores.


 

El estudio ha sido presentado en la American Chemical Society (ACS) Spring 2019 National Meeting & Exposition de Orlando, Florida (EE.UU.) y ha partido de la base de estudios previos que sugerían cómo la proteína podría regular el estrés y el metabolismo. Además, se sabe que numerosas partes del cuerpo humano, como el cerebro, los músculos o el tejido graso contienen FKBP51, con la proteína cumpliendo diversas funciones como limitar la ingesta de azúcar y restringiendo cuánta grasa termina convirtiéndose en tejido adiposo pardo. No obstante, poner el foco en la FKBP51 ha presentado dificultades en el pasado, principalmente por su parecido con una proteína muy cercana, la FKBP52, muy similares en estructura pero cuya acción sobre las células es diametralmente opuesta.

“Encontramos que la FKBP51 puede cambiar su forma de una manera que la FKBP52 no puede, lo que ha permitido poder desarrollar inhibidores altamente selectivos.” aclara Hausch. Una vez seleccionado uno de estos inhibidores, bautizado como SAFit2, se probó en ratones, mostrando sus beneficios: una reducción de la hormona del estrés y de las discapacidades provocadas por el dolor inflamatorio, así como de la obesidad inducida por la dieta.

Sin embargo, tal como aclaran los investigadores, aún es pronto para sacar conclusiones definitivas, pero puede ser la primera piedra de innovadoras formas de tratar estos tres grandes retos médicos.