Sigue siendo un asunto tan polémico como escasamente argumentado a nivel científico y, por supuesto, con una comprensible preocupación a nivel social. ¿Pueden provocar cáncer los móviles, esos aparatos que, sobra decirlo, ya se han convertido en una extensión permanente de nuestro propio cuerpo? A lo largo de los años, no han sido pocas las voces que se han alzado alertando sobre los riesgos para la salud de estos dispositivos, muchas veces sin demasiadas evidencias detrás. Ahora parece que, por fin, tenemos una respuesta. O mejor dicho, varias.
¿Puede dar pie la radiación de radiofrecuencia empleada por los móviles 2G y 3G a la generación de tumores? Si. Pero únicamente en ratas y a dosis altas y continuas, pero no en personas.
Esta es la conclusión a la que ha llegado el Programa de Toxicología Nacional del Gobierno Federal de EE.UU, el cual ha llevado a cabo un exhaustivo estudio que demuestra que no existe una relación causa-efecto entre el uso de los teléfonos móviles y un mayor riesgo de cáncer en personas.
Según comenta John Bucher, coordinador del estudio del Programa Nacional de Toxicología, «En nuestros estudios, los roedores recibieron radiación de radiofrecuencia en todo el cuerpo. Sin embargo, la mayoría de las personas están expuestas a tejidos locales específicos cerca de donde sostienen el teléfono. Además, los niveles de exposición y la duración en nuestros estudios fue mayor de lo que las personas experimentan.”
Sin embargo, el estudio se basó en una radiación a una frecuencia de 900 mega hertzios, la propia de la segunda generación de móviles. Esto, no obstante, no supone ninguna refutación sólida al estudio, ya que las generaciones de celulares posteriores (4G o la futura 5G) han ido empleando frecuencias mucho más altas, ondas de radio mucho menos capaces de penetrar los tejidos de humanos y ratas.
Estas conclusiones, a su vez, vuelven a incidir en las ya presentadas el año pasado por el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) español: dichas ondas no resultan peligrosas al ser humano ya que incluso las utilizadas por el 4G se encuentran en niveles muy inferiores a los límites establecidos para la seguridad de las personas.
Además, como dato adicional, los investigadores recuerdan que incluso los roedores estuvieron expuestos a la radiación durante un periodo de tiempo inusual: nueve horas al día durante dos años. Un lapso de tiempo mucho mayor al que se expone cualquier persona a dicha radiación a lo largo de su vida.