Quizá no te hayas enterado, pero la semana pasada la ciencia médica puso fin a una de las mayores y más largas controversias de los últimos tiempos: ¿tienen células madre los corazones adultos?
El debate, auspiciado por la constatación de que muchos tipos de células proceden a su división tras un infarto, parece haber sido resuelto tras comprobar que ninguna de ellas es capaz de generar un nuevo músculo cardiaco.
Estas conclusiones, desveladas en un estudio del Instituto Hubrecht de la Universidad de Ámsterdam, la Escuela Superior de Lyon y el Instituto Francis Crick de Londres y publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, han servido para detallar algunos de los fenómenos de las células cardiacas que conocíamos hasta ahora y que, erróneamente, vinculábamos a las células madre. Por ejemplo, sabíamos que éstas células tienen la capacidad de generar vasos sanguíneos así como células inmunitarias, pero nunca músculos cardiacos, por lo que se ha determinado que su reemplazo es imposible de forma natural por parte del propio cuerpo.
El procedimiento para llegar a esta conclusión consistió en el análisis, en un modelo de ratón, de la capacidad de una célula a la hora de reemplazar el tejido perdido por la división celular. Para ello se generó mediante tecnologías moleculares y genéticas un mapa de todas las células cardiacas divisibles antes y después de un infarto de miocardio.
A su vez, los investigadores llegaron a una segunda conclusión igual de relevante: las células del tejido conectivo (fibroblastos), son las encargadas de producir el tejido cicatricial que mantiene unida el área afectada, permitiendo mantener la integridad del corazón. Hasta ahora la formación de dichas cicatrices se consideraba un resultado negativo, una consideración que ha quedado en entredicho tras comprobar la ausencia de células madre en el corazón.